Copia del famoso cuadro de Guido Reni: La Aurora, 1613-1614, presente en el Casino dell'Aurora Pallavicini. El joven Apolo, envuelto en un aura ardiente, guía el carro de oro del Sol, tirado por cuatro caballos que, alineados en un único volumen, dan un ligero salto en el aire, y traen a la tierra la luz del nuevo día. La Aurora precede a la carrera del Sol, está envuelta en velos ligeros, que destacan sobre el sombrío violeta de las nubes, y reflejan el blanco luminoso de la luz naciente, el naranja delicado de los primeros rayos. La Aurora persigue hacia la derecha la oscuridad de la noche, y sobre paisajes de mares azules y preciosos, surcados por pequeñas velas blancas, sobre pequeños archipiélagos felices, sobre azules montañas lejanas, verdes alturas y sombrías arboledas, difunde el rosa y el naranja del nuevo día. La Aurora levanta pequeñas guirnaldas de flores, que con un blanco guiño rompen por primera vez la oscura oscuridad del velo nocturno. Entre la Aurora y el carro del Sol hay un querubín alado, el Crepúsculo, que lleva una antorcha con una llama rojiza. Sobre el carro, el joven Apolo está envuelto en un amplio y ondeante manto; su piel es rosada, sus rasgos delicados, la luz cálida que irradia del carro se descompone en los colores luminosos de los velos que envuelven a los jóvenes cuerpos de muchachas, las Horas, que danzan alrededor del Sol, en un triunfo de luz. El drapeado de nubes aparece como un telón de fondo ligero, que desciende sobre el azul de la noche. Y es precisamente por el valiente contraste entre las dominantes complementarias naranja-azul que el fresco supera la convencionalidad de una composición de estilo. Perfecto estado de conservación. Copia de la Aurora de Guercino, Casino de Villa Ludovisi, 1621-23. La Aurora de Guercino es un fresco al temple y representa la antítesis de la pintada por Guido Reni en el Casino Rospigliosi que representa a la Aurora, joven Diosa, que avanza sobre un carro tirado por dos caballos, mientras la noche huye delante de ella y un genio en vuelo, corona a Aurora de flores mientras otro, sobre el carro, esparce flores por todas partes; a un lado, sobre la cama, está el viejo marido Titón; en lo alto, tres jóvenes mujeres representan otras tantas estrellas, una de las cuales vierte rocío de una urna. El carro de Eos pasa rápidamente sobre las arquitecturas que se ven con perspectiva ilusionista abiertas hacia el cielo. Los colores son purísimos y culminan en el pelaje de los caballos que con furia tiran del carro. La impronta barroca se une a la influencia de la pintura veneciana. El artista quiere representar no simplemente el surgir de un cualquiera nuevo día, sino alegóricamente el amanecer de una nueva era de gloria para la familia Ludovisi.