Ficha de artículo : 253532
Gaetano Esposito "Retrato del pintor Nandor Thuroczy"
Autor : Gaetano Esposito
Época: Segunda mitad del siglo XIX
Retrato del pintor Nandor Thuroczy por Gaetano Esposito.
Pintura al óleo sobre tabla de finales del siglo XIX en perfecto estado de conservación.
Medidas: cm h 23 x 38 cm, marco 56x41
En el reverso escrito:
Este cuadro original de Gaetano Esposito es el primer boceto del retrato definitivo del miniaturista Thuroczy, que sufrió desprecio: gran bohemio y bebedor de cerveza amigo del más grande pintor napolitano.
Fotocopia del retrato de Thuroczy von Köröskeny Nandor o Ferdinand, publicado en la página 251 de A. M. Comanducci, Dizionario illustrato dei pittori e incisori italiani moderni, Milán 1962.
Gaetano Esposito (1858 - 1911)
Nació en Salerno el 17 de noviembre de 1858 en una familia de pescadores.
Tras escapar a la vida marinera después de sobrevivir a un naufragio, recibió las primeras lecciones de dibujo del pintor salernitano Gaetano D'Agostino. El talento artístico del joven fue posteriormente notado por Domenico Morelli, quien en 1872 lo hizo admitir, como pensionista de la provincia de Salerno, en el Real Instituto de Bellas Artes de Nápoles. Además de los cursos académicos E. frecuentó la escuela nocturna de Stanislao Lista, pero en general sus estudios fueron bastante discontinuos. El carácter rebelde y la incapacidad de someterse a cualquier disciplina lo empujaban más bien a vagar por las calles de la ciudad y por los campos circundantes en busca de temas más afines a su temperamento. Iracible, desconfiado y celoso, E. no era amado por sus compañeros de estudio, con la única excepción de Antonio Mancini, con quien compartió las primeras experiencias artísticas y a quien permaneció ligado por vínculos de estima y amistad durante toda la vida. A Mancini se debe un intenso retrato juvenil de E., realizado al óleo en 1878 (Nápoles, col. Ottaviano; ripr. en Schettini, 1953, p. 153). La actividad expositiva comenzó ya durante los años de estudio con la participación, a partir de 1875, en las exposiciones de la Sociedad Promotora de Bellas Artes de Nápoles; en 1877, además, tres pinturas de E. figuraron, junto a las obras de A. Mancini, F. P. Michetti y V. Migliaro, en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Nápoles. También en 1877 E. ganó con dos dibujos a lápiz, el premio de estímulo convocado por la academia, gracias al cual pudo completar su formación artística con un viaje de estudio a Florencia. Emerge evidente la asimilación de la lección morelliana, individualizable sobre todo en la elección del filón histórico-religioso de gusto y ambientación oriental, junto sin embargo a una mayor precisión en la definición de los contornos de las figuras y a un cromatismo más vivo y brillante. Los primeros años de actividad no estuvieron exentos de dificultades para E., obligado a malvender sus obras para sobrevivir y a pedir hospitalidad a otros pintores por la falta de un estudio propio. La producción artística de este período está ligada a la ejecución de cuadros de género, en los que el verismo de base está enriquecido por efectos de virtuoso descriptivismo no ajenos a la influencia de M. Fortuny. En tales obras E. aparece ya comprometido en una más personal investigación sobre el color. Posteriormente E. dirigió sus investigaciones pictóricas hacia los seicentistas napolitanos, en particular Massimo Stanzione y Bernardo Cavallino, del estudio de los cuales extrajo el modelo para un cromatismo más refinado y sensible, junto con una mayor atención por los valores tonales y por los efectos de luz. El último veintenio del siglo representa el período de más intensa actividad para E., comprometido también en algunos trabajos de decoración, como los realizados en 1887 conjuntamente con otros artistas, para el café Gambrinus en Nápoles (Limoncelli, 1952, pp. 169 s.); los del techo del teatro municipal Garibaldi de Santa Maria Capua Vetere en 1895 y finalmente los del techo del renovado palacio de la Bolsa en Nápoles. En este mismo período E. concentró su interés en la pintura de paisaje, retratando sobre todo paisajes marinos en los que obtuvo sus más altos resultados expresivos. Hacia el final del siglo el impulso que hasta entonces había sostenido la incansable actividad de E. pareció agotarse: su participación en las exposiciones se hizo menos frecuente, mientras que su misma elaboración pictórica, limitada a los temas consuetudinarios del verismo de género, parecía perderse en exasperadas investigaciones tonales. En 1910 un trágico episodio conmocionó definitivamente el ya precario equilibrio psíquico del pintor: una joven alumna, Venturina Castrignani, enamorándose del maestro, se suicidó después de haber sido rechazada. Profundamente conmovido y atormentado por sentimientos de culpa, E. a su vez se quitó la vida poco tiempo después, en Sala Consilina (Salerno) el 7 de abril de 1911.